PROPUESTAS PARA UNA VENEZUELA PROSPERA

Proyecto Prosperidad es la visión de un país diferente. Un equipo de profesionales calificados, multidisciplinario, unidos por la filosofía humanista y cristiana, presentan al País Nacional sus propuestas en áreas como: la economía, la seguridad, el empleo, la salud, la educación, la pobreza, la vivienda,entre otras

domingo, 9 de enero de 2011

PROPUESTA PARA UNA NUEVA POLÍTICA EXTERIOR





Venezuela es a la vez un país democrático, petrolero, occidental, tercermundista, latinoamericano, andino, caribeño y amazónico. Estas identidades implican un conjunto complejo de fines en el área internacional, que constituye una fuente potencial de tensiones y contradicciones en la formulación e implementación de su política exterior.
Los ocho gobiernos democráticos, socialdemócratas y socialcristianos, que se sucedieron entre 1958 y 1998, tomaron en cuenta el conjunto de identidades aun cuando cada uno privilegió una o varias de ellas, básicamente en función de su interpretación del entorno económico y sociopolítico nacional y del estado del sistema internacional en los cuales debieron actuar.
No obstante, ello no ha sucedido en la política exterior del actual presidente Hugo Chávez Frías. La peculiar mezcla ideológica y visión del mundo del régimen actual, ha producido un proyecto nacional e internacional radical que tiene por lo menos cincuenta de desfase respecto de la realidad nacional y mundial, y que no toma en cuenta las diversas identidades venezolanas. En particular, el régimen autodenominado revolucionario, bolivariano y de socialismo del siglo XXI, rechaza las identidades de Venezuela como país democrático y occidental, a la vez que privilegia otras viejas y nuevas que han perdido vigencia en el actual sistema internacional de postguerra fría y globalización, tales como las del tercermundismo, el antiimperialismo y el populismo económico de inspiración marxista.
Una de las características fundamentales de la actual gestión exterior venezolana, es la ausencia de una política exterior del Estado, es decir, de un diseño y actuación internacional que realmente preserve y fomente los intereses y la seguridad que le son propios en su condición de estado-nación democrático. Como nunca antes en la historia venezolana contemporánea, el gobierno de Chávez Frías ha impuesto una política exterior ideologizada, presidencialista y autoritaria, cónsono con su proyecto político y personal de poder. Esto lo ha logrado mediante el uso desproporcionado de la diplomacia petrolera y con un estilo de confrontación, de poco consenso y negociación internacional, así como de intervención en los asuntos internos de otras naciones. Esto ha producido tanto el aislamiento de Venezuela de sus socios tradicionales y de la comunidad democrática internacional, como el acercamiento hacia gobiernos catalogados como autoritarios forajidos y no democráticos. Para llevar a cabo este proyecto desarticulo la Cancillería y elimino la Carrera Diplomática, colocando en el Servicio Exterior solo políticos y personas vinculadas con el pensamiento político del actual Gobierno.
Es necesario modificar el rumbo de esa gestión exterior y reconstruir una verdadera política exterior de Estado democrático, dirigida al logro de fines que atiendan los intereses y principios de la sociedad venezolana, así como los de la comunidad mundial de países democráticos. Es decir, nuestra política exterior debe ser replanteada con sentido de Estado-Nación en cuanto a los valores y consensos que deben sustentarla, con una clara vinculación a las necesidades de la sociedad venezolana, en concordancia con nuestra condición de país mediano y con recursos reducidos. A la vez, debe adaptarse a las complejas circunstancias presentes de la política y la economía regional y mundial.
Para ello, se hace imprescindible desactivar el centralismo, la ideologización y el hiperactivismo de la actual gestión gubernamental y del servicio exterior venezolano. Nuestra política exterior, especialmente la dirigida hacia los países fronterizos, requiere una concertación nacional, fruto de un debate en búsqueda del consenso necesario, sólo posible en un ambiente político basado en el diálogo y la negociación democrática.
También es necesario recuperar como referencias efectivas los principios de defensa y promoción de los derechos humanos, la democracia representativa, la resolución pacífica de conflictos, la no intervención en asuntos internos de otros países, así como el fortalecimiento de las iniciativas de cooperación y de renovación y consolidación de la institucionalidad internacional en todos los ámbitos.
Más específicamente, deberían tomarse las siguientes líneas de acción:
1. Recuperación de la presencia internacional de Venezuela
 La restitución de la deteriorada imagen de Venezuela en el exterior a niveles de prestigio y credibilidad resulta una tarea prioritaria para garantizar una reinserción no traumática del país en la comunidad internacional. Se deberá luchar para recuperar y reafirmar la pérdida de imagen de país democrático, paladín y modelo de la democracia pluralista en América Latina
 Será necesario promover el retorno de las inversiones extranjeras en el país proyectando una imagen de país estable, con seguridad jurídica, fomentando la confianza en los agentes económicos con el objeto de reducir el "riesgo país". Para ello, entre otras cosas, habrá que devolver la plena autonomía al Banco Central de Venezuela y a PDVSA, reactivar los programas de apertura petrolera y la promoción de las asociaciones con compañías transnacionales.
 A la par, se enviarán misiones del más alto nivel a los países claves, organismos internacionales políticos y económicos, así como foros y encuentros que atiendan temas de interés para Venezuela. Dichas misiones deberán enfatizar su composición de carácter plural, lo cual debe reflejarse también en la participación de la sociedad civil (empresarios, sindicatos, académicos y organizaciones vinculadas a asuntos de interés para la sociedad y el Estado)
 Se realizarán campañas informativas con el objeto de que la opinión pública internacional modifique su percepción de Venezuela, y se contratarán "lobbies" profesionales en los EEUU, Colombia y otros países claves.
 Se diseñará una estrategia comunicacional con el objeto de que la ciudadanía conozca y comprenda la política que se ejecuta, a fin de que ésta cuente con el mayor consenso posible.
2. Redefinición del papel de Venezuela en la globalización y la integración
Para recuperar presencia efectiva y ampliar oportunidades dentro de la dinámica de la globalización y en los procesos de integración, será necesario:
 Cambiar el discurso sobre la globalización, para asumirla como una dinámica mundial ante la cual corresponde desarrollar políticas que procuren anticipar y neutralizar riesgos, a la vez que identificar, construir y aprovechar oportunidades.
 Recuperar, comenzando por el discurso, el sentido de las proporciones del país -sus recursos, intereses, necesidades y posibilidades para optar por el cambio, la adaptación o la omisión- asumiendo que el propósito fundamental de la acción exterior debe ser mejorar la calidad de vida de los venezolanos.
 Reformular el discurso sobre la soberanía, para fortalecer sus componentes de responsabilidad, transparencia y eficacia frente a los ciudadanos y ante el resto del mundo.
 Promover el fortalecimiento del multilateralismo -y la institucionalidad internacional que lo sustenta- especialmente en cuatro materias.
 Defensa de la democracia, acogiendo y promoviendo de manera inequívoca la vigencia de la Carta Democrática Interamericana, y de los procedimientos previstos en la OEA en materia de observación electoral.
 Desarrollo de los acuerdos de integración, dando prioridad a la reinserción activa, eficaz y comprometida en la Comunidad Andina, desde allí, en las negociaciones con el MERCOSUR, y desde ese conjunto -y en coincidencia con otras agrupaciones (UNASUR, Asociación de Estados del Caribe y Grupo de los Tres)- atender las complejas negociaciones del libre comercio hemisférico y de las relaciones económicas con la Unión Europea.
 Impulso regional de un sistema de seguridad cooperativa, promoviendo las medidas de fomento de la confianza, la disminución del gasto militar, las iniciativas de prevención y de atención pacífica y multilateral a las situaciones de crisis.
 Encuentro con otros países en desarrollo en la búsqueda de la revisión de la institucionalidad internacional -especialmente la de ONU y el sistema de Bretton Woods- para hacerla más eficiente y democrática en su estructura y funcionamiento.
 Trabajar en la búsqueda de aliados en aquellos temas de alcance global en torno a los que se están desarrollando multilateralmente negociaciones definidoras de principios y
reglas para las relaciones económicas internacionales, particularmente en la Organización Mundial del Comercio, en los foros sobre financia miento al desarrollo y en las conferencias sobre temas ambientales y en materia de energía.
 Convertir a la red diplomática del país en eficaz agente de búsqueda de oportunidades de negocios e inversiones, apoyada en un plan y en políticas económicas que generen confianza.
 En lo que concierne a la OPEP, desarrollar una política que atienda a esa asociación económica sin hacerse parte de los conflictos políticos entre sus miembros, mantener y fortalecer la tradicional capacidad de Venezuela como mediador y amigable componedor entre los socios y entre éstos y los países importadores de petróleo, facilitando un clima de relaciones que propicie la cooperación en el ámbito petrolero, sin perder de vista los intereses del Estado y la sociedad venezolana.
3. Recomposición de las relaciones con EE.UU. y Colombia
En diez años de gobierno, las históricas y fructíferas relaciones bilaterales de Venezuela con sus principales socios comerciales y geopolíticos -Estados Unidos y Colombia- se han deteriorado en forma alarmante y altamente contraproducente para los intereses económicos y políticos nacionales, así como para la estabilidad y buen desarrollo de la democracia en América Latina. El empeño del presidente Hugo Chávez y su equipo de crear un proyecto nacional y continental ideológicamente distinto al imperante en la región, de signo socialista no democrático y militarista, lo han llevado al desarrollo de una política exterior de distanciamiento, desafío y confrontación. De allí que las relaciones con los gobiernos de EEUU y Colombia hayan estado signadas por las diferencias, tensiones y conflictos. Para revertir esta tendencia y recomponer las relaciones se hacen perentorias las siguientes acciones:
Con Colombia:
 Enviar un mensaje claro y contundente de apoyo al gobierno colombiano en su lucha con los movimientos subversivos de derecha e izquierda.
 Comprometerse realmente con las estrategias de cooperación militar acordadas conjuntamente para combatir a los insurgentes en la frontera.
 Fortalecer y dinamizar las comisiones binacionales.
 Retomar las responsabilidades y los compromisos acordados dentro del Grupo de los Tres y la Comunidad Andina de Naciones (CAN).
Con EE.UU.:
 Emprender una diplomacia de acercamiento con el gobierno estadounidense y de fortalecimiento de la imagen democrática venezolana en los distintos sectores de la sociedad norteamericana.


 Comprometerse con un programa de colaboración conjunta en contra del terrorismo y el narcotráfico y apoyar abiertamente al Plan Colombia.
 Emprender -como en el pasado- una lucha conjunta en pro de la democracia en el continente americano.
 Acelerar la firma del tratado de promoción de inversiones.
 Reafirmar el rol de Venezuela como proveedor de energía, seguro, estable y confiable.
4. Normalización de las relaciones con Cuba
 Deberá desactivarse la actual "relación especial" con Cuba y los grupos de la izquierda radical latinoamericana, que integran el Foro de Sao Paulo, como la guerrilla colombiana.
 El acuerdo petrolero con Cuba tendrá que ser denunciado.
 Habrá que desmontar la red de colaboración ideológica, política y logística, entre los organismos de seguridad de los dos países.
 Se debe mantener en cambio, la normal cooperación técnica y las relaciones económicas y comerciales, que sean de provecho mutuo, sobre bases de igualdad y reciprocidad.
 Se debe desarrollar un acercamiento con factores de poder en la Cuba oficial y la Cuba disidente, como también en sectores moderados del exilio, a fin de defender la tesis que las normales relaciones diplomáticas con Cuba no vayan a ser dañadas, por la necesaria próxima etapa de rectificación.
Las relaciones con Cuba deberán regresar al nivel positivo y provechoso de la etapa 1984-1999, después del fin de los enfrentamientos venezolano-cubanos, producidos por las diferentes posiciones asumidas, en el período más álgido de la crisis centroamericana (1979-1984).
5. Formulación de la política exterior
Se requiere una política exterior de Estado y se debe evitar que la gestión internacional se reduzca a un intento inconsulto de actualizar el proyecto personal de un Presidente, un partido o una facción ideológica. Si bien es cierto que constitucionalmente el Presidente de la República está facultado para dirigir la política exterior a la luz de su interpretación de la situación internacional y nacional, ello no debe conllevar el desconocimiento de las múltiples identidades del país ni de la responsabilidad presidencial de representar la diversidad de intereses en una sociedad plural como la venezolana, inserta en un mundo interdependiente. Por consiguiente, el proceso de formulación de la política exterior debe prever oportunidades sistemáticas para la participación con miras a incorporar una variedad de puntos de vista y aprovechar los conocimientos y la experiencia de expertos y profesionales.
De ahí que se deberá:
 Reconocer y fortalecer el papel que puede desempeñar la Asamblea Nacional en el diseño de la política exterior y en su ejecución.
 Revisar la estructura institucional para crear en ella espacios de negociación y coordinación de políticas.
 Abrir posibilidades de consulta con organizaciones de la sociedad civil vinculadas a temas cuya atención requiera o se pueda beneficiar del diálogo.
 Prever procedimientos en el Ministerio de Relaciones Exteriores que permitan aprovechar los conocimientos y la experiencia de los profesionales de carrera.
 Reactivar la CARE con una voluntad política clara de reconocer la jerarquía y las competencias que le otorga la ley de su creación.
 Crear un "think tank" de altísimo nivel, plural, remunerado y absolutamente independiente, con gente ajena a la Cancillería, para la reflexión y planificación a largo plazo.
 Reactivar el Consejo de Asesoría Jurídica del MRE, manteniendo su composición plural.
6. Institucionalización y profesionalización del servicio exterior.
El personal del Servicio Exterior está en situación de desmoralización, paralización intelectual y por tanto en minusvalía diplomática. Se deberá reiniciar y profundizar el proceso de institucionalización y profesionalización del mismo.
Lo primero que hay que hacer es "desmilitarizar" el Despacho de Relaciones Exteriores. Ello incluye la remoción inmediata de la mayor parte del excesivo número de militares en el Servicio y su sustitución, con carácter interino, por personal idóneo hasta tanto se puedan seleccionar los titulares con el perfil adecuado.
Obviamente, de acuerdo con la ley, se podrán designar embajadores y directores que, aun no siendo de carrera, sean connotados expertos que puedan aportar sus imágenes, conocimientos y/o relaciones.
Asimismo se deberá revisar y reformar la Ley del Servicio Exterior vigente, y promover la formación de equipos de negociadores de la más alta experticia respaldados por claras y coherentes directrices gubernamentales.
Coordinación Internacional





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